Dicen...
Dicen que el mar cura todas las heridas.
Dicen, también, que el agua que tenemos dentro de nuestro cuerpo, es un pedacito de mar que nos robamos cuando éramos tan sólo un manojo de células.
Dicen que el sonido del mar calma hasta a los mas desesperados, si se lo logra escuchar con suficiente atención, durante suficiente tiempo.
Dicen, también, que el agua del mar se lleva con cada ola, cada una de nuestras lágrimas saladas, y que por eso también, es imposible que se seque algún día.
Dicen que cualquiera que haya tenido la posibilidad de ver alguna vez el mar, siempre querrá volver.
Dicen que flotar un rato en el frío del agua de mar, siempre trae consigo los pensamientos mas claros, mas calmos.
Dicen que el mar es traicionero, y que nunca hay que dejar de tratarlo con el debido respeto que se merecen las aguas cuando se saben peligrosas.
Hablan de tesoros enterrados, barcos hundidos, cuerpos sin nombre corroídos por el paso del tiempo.
Dicen que esconde bancos de arena, caracoles gigantes, peces de colores inimaginables, mensajes en botellas que tal vez nunca se animan a llegar a ninguna orilla.
Dicen que el cuerpo se acostumbra rápidamente al frío apenas flota en el agua de mar, y que este frío no se vuelve a sentir hasta que se está afuera.
Dicen que el mar hace bien, siempre. Que es como una cura casi milagrosa.
Hablan de regatas ganadas, de náufragos, de piratas y de corales.
Dicen que nadie sabe lo que hay en la profundidad mas extrema de sus aguas, que es un misterio todavía por develar.
Hablan de desembocaduras de ríos largos, de islas escondidas y de aguas frías y transparentes.
Dicen que en algún lugar, el mar se junta con el cielo.
...
... todo eso dicen...
...
...y yo acá...
...
...Sin saber si meterme y arriesgarme... o si quedarme admirándolo, todavía un rato mas, desde la orilla.
Dicen, también, que el agua que tenemos dentro de nuestro cuerpo, es un pedacito de mar que nos robamos cuando éramos tan sólo un manojo de células.
Dicen que el sonido del mar calma hasta a los mas desesperados, si se lo logra escuchar con suficiente atención, durante suficiente tiempo.
Dicen, también, que el agua del mar se lleva con cada ola, cada una de nuestras lágrimas saladas, y que por eso también, es imposible que se seque algún día.
Dicen que cualquiera que haya tenido la posibilidad de ver alguna vez el mar, siempre querrá volver.
Dicen que flotar un rato en el frío del agua de mar, siempre trae consigo los pensamientos mas claros, mas calmos.
Dicen que el mar es traicionero, y que nunca hay que dejar de tratarlo con el debido respeto que se merecen las aguas cuando se saben peligrosas.
Hablan de tesoros enterrados, barcos hundidos, cuerpos sin nombre corroídos por el paso del tiempo.
Dicen que esconde bancos de arena, caracoles gigantes, peces de colores inimaginables, mensajes en botellas que tal vez nunca se animan a llegar a ninguna orilla.
Dicen que el cuerpo se acostumbra rápidamente al frío apenas flota en el agua de mar, y que este frío no se vuelve a sentir hasta que se está afuera.
Dicen que el mar hace bien, siempre. Que es como una cura casi milagrosa.
Hablan de regatas ganadas, de náufragos, de piratas y de corales.
Dicen que nadie sabe lo que hay en la profundidad mas extrema de sus aguas, que es un misterio todavía por develar.
Hablan de desembocaduras de ríos largos, de islas escondidas y de aguas frías y transparentes.
Dicen que en algún lugar, el mar se junta con el cielo.
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... todo eso dicen...
...
...y yo acá...
...
...Sin saber si meterme y arriesgarme... o si quedarme admirándolo, todavía un rato mas, desde la orilla.